El resultado en las elecciones presidenciales celebradas este domingo en Bolivia fue sorprendente y claro. El candidato del Partido Demócrata Cristiano, Rodrigo Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, para muchos ni siquiera una opción a tener en cuenta en los análisis políticos, ganó la primera vuelta con el 32% de los votos. El 19 de octubre disputará la presidencia con el expresidente Jorge Tuto Quiroga, representante del ala más conservadora, segundo en el escrutinio final con el 27%.
El resultado dejó fuera de carrera al liberal Samuel Doria Medina, que iba por su cuarto intento y hasta el día de la elección lideraba los sondeos. Obtuvo finalmente solo el 20% de los votos. Doria Medina se apuró a reconocer la derrota y dio su apoyo a Paz en el desempate. Andrónico Rodríguez, el candidato de la izquierda que esperaba quedarse con los votos de Evo Morales -inhibido como candidato por la Corte Constitucional por haber sido dos veces reelegido-quedó cuarto con solo el 8% de los votos.
Aunque la elección no ha designado el nuevo presidente, sí ha definido el Parlamento, hasta ahora controlado por el MAS. El resultado es una foto de aparente debacle de la izquierda.
En Diputados, el MAS consiguió, hasta el momento, solo un legislador de 130. En el Senado, de los 21 asientos que puso en juego, no renovó ninguno y quedó sin representación. La primera minoría en la Cámara Alta será para el Partido Demócrata Cristiano de Rodrigo Paz, con 15, seguido por 12 representantes de la Alianza Libre de Tuto Quiroga. La izquierda de Andrónico Rodríguez quedó fuera.
Bolivia entra así en una nueva etapa política tras 20 años de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales. El líder cocalero fue candidato por estar impedido. Carga además con denuncias por estupro y tiene un pedido de arresto que no se ha cumplido.
Fátima Oliva es abogada, vive en Santa Cruz de la Sierra y tiene una amplia trayectoria junto al Movimiento Pro-familia y Pro-vida en Bolivia. Es presidenta de la ONG Mujeres en Victoria y de ael Mujer. Ha declarado que ve en el resultado “una respuesta de Dios, antes de que colapse la economía del país” añadiendo que “se han desarrollado bien las elecciones, no obstante las amenazas de Evo”.
Por su parte María Teresa Chacón expresó que “la Iglesia en Bolivia oró, ayunó y clamó, pero también accionó informando y reeducando al pueblo, desnudamos la verdad y la mentira fue expuesta. Dios quita y pone reyes”. Ella es presidente de la Fundación Centro de Acción Bolivia y Coordinadora del Movimiento Pro Vida y Pro Familia «Unidad Ciudadana» Action Center Bolivia. Sin embargo avisa que “aún no podemos bajar la guardia, por el contrario, estamos en estado de emergencia por todos los proyectos de ley que estamos batallando y que por instrucciones de la CIDH «tienen» que aprobar antes del cambio de gobierno”.
Un análisis diferente es el del periodista boliviano Pedro Salces, que en un artículo en ED expresa que es sólo apariencia el derrumbe de la izquierda: «Lo que en realidad ha ocurrido es la mimetización del partido que actualmente detenta el gobierno es este país, el MAS. Si en la segunda vuelta eleccionaria, que se realizaría el 19 de octubre próximo, resulta ganador el PDC, los socialistas volverán a tener el mando del gobierno boliviano. Si ganara el candidato de la derecha (Jorge Quiroga) de todas maneras los socialistas estarán en el Parlamento (Senadores y Diputados) con una mayoría simple. Como vemos, los socialistas siguen (y con mucha fuerza) en el poder en Bolivia. si el resultado de la segunda vuelta favorece al PDC, la agenda LGBT, el aborto legal y la legalización de la Marihuana (parte de su propuesta de gobierno) tendrán luz verde para continuar su curso».
Con 57 años, el ganador de la primera vuelta de las elecciones bolivianas es economista y tiene estudios en relaciones internacionales, además de una amplia experiencia en el sector público al haber sido diputado, concejal, alcalde de la ciudad sureña de Tarija entre 2015 y 2020 y actualmente es senador por la fuerza opositora Comunidad Ciudadana (CC), del expresidente Carlos Mesa (2003-2005).
De ganar las elecciones, Paz Pereira se comprometió a cumplir la agenda propuesta, incluidas sus ofertas de acabar con el “Estado tranca” para dar más recursos a las regiones bolivianas, cortar los “gastos superfluos” en el Estado y aplicar “mano dura” contra la corrupción y una reforma judicial. Es enfático en la descentralización del Estado. Propone un modelo en el que los departamentos reciban mayor presupuesto y autonomía, buscando equilibrar los recursos actualmente concentrados en el gobierno central. Además, impulsa un plan económico llamado “Capitalismo para todos”, que incluye créditos accesibles, incentivos tributarios y la reducción de barreras a la importación para fortalecer la economía local.
Entre sus ejes de campaña, se centra en la reforma de la Justicia y la lucha contra la corrupción. También aborda temas sociales y energéticos, promoviendo la protección de la comunidad LGBT. A través de la Ley 348 busca evitar abusos en los procesos por violencia de género y propone fomentar energías limpias en un país mayoritariamente dependiente de los hidrocarburos. La legalización de la marihuana es también parte de su propuesta de gobierno.
Nació en Santiago de Compostela, durante el exilio español de su padre durante la dictadura boliviana. Comenzó la campaña con un 2% de apoyo con las siglas del Partido Demócrata Cristiano. Paz logró atraer, contra todo pronóstico, parte del voto histórico del MAS y también de la vieja política conservadora representada por el resto de los candidatos.
Paz encontró la fórmula del éxito presentándose como el rostro del cambio, lejos de los extremos. Si logra convencer a los votantes de Doria Medina y Andrónico Rodríguez, tendrá la presidencia en la palma de la mano en el desempate de octubre.



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