Una familia evangélica entera fue asesinada en su domicilio la madrugada del pasado jueves 28 de agosto. Sixto Vega Arana, su esposa e hija fueron acribillados por negarse a pagar las extorsiones, y a ellos solo les sobrevivió su nieto, un bebé de un año que quedó a cargo de sus parientes.
El temor y la tristeza se sienten en las calles del bloque 5 de Flor de Bastión, noroeste de Guayaquil, tras el asesinato de esta familia. Su auto quedó acribillado por las balas.
Sixto de 57 años trabajaba como funcionario (mensajero) en el Municipio de Guayaquil y había dejado todo en manos de Dios ante las tremendas sumas que le exigían las bandas criminales y que él no podía pagar.
Además, cuatro templos evangélicos en los alrededores también son extorsionados.
En esta zona, perteneciente al distrito Nueva Prosperina, muchos aseguran que ya han pagado extorsiones, y si no lo hacen, los balean. Por eso piden al Gobierno que sean los militares que intervengan la zona porque están siendo amedrentados por varios grupos delincuenciales.
Con alabanzas a Cristo, los evangélicos de Balzar, Guayaquil y otras localidades despidieron a Sixto Vega Arana, a su esposa Maricela Gómez Villegas y a su hija Dayana Vega Gómez, la tarde del viernes 29 de agosto en el cementerio general de Balzar, provincia del Guayas.
“Don Sixto siempre ayudaba a la comunidad de nuestro cantón, especialmente en Navidad y fin de año. Por eso nuestro pueblo se ha volcado a despedirlo en su casa eterna. Siempre nos leía la palabra de Cristo y junto a su esposa e hija nos daba buenos consejos”, relató Gloria Castro, habitante del sector Los Palitos.
“El destino los unió hasta la eternidad. Esta familia, cuando se le pedía ayuda económica o social, nunca decía que no. Las buenas personas se van y los malos quedan. Balzar está de luto”, dijo entre lágrimas Glenda Morán, comerciante de la localidad, mientras los ataúdes eran sepultados.
Al ser Sixto funcionario del Municipio de Guayaquil representantes de varios cabildos del Guayas llegaron al camposanto balzareño para expresar sus condolencias a los familiares.
Pero la extorsión no es el único problema que afrontan las familias en este sector. Los criminales ocupan y se hacen dueños de las casas de los vecinos y asesinan a personas que se niegan a pertenecer a las bandas delictivas.
«Aquí cada semana hay muerte casi todos los días. Recién hace un mes mataron un niño, aquí abajo, porque a veces quieren reclutar. Como no lo ceden, lo eliminan entonces (…) no se puede denunciar porque esto está complicado. Porque si se enteran es que yo hablo y salgo por televisión, mañana están en mi casa», contó un hombre.
«Todos los vecinos están llorando de desesperación, no saben qué hacer. Ya acá la mayoría de las familias de por aquí de este barrio se han ido. En el frente de la esquina está cerrado, ponen en las paredes ‘En Venta’ para irse porque está demasiado (peligroso) este barrio. Yo ya pagué vacuna también» lamentó un ciudadano.
La Policía asegura que ya han identificado a una banda delictiva que se dedica a extorsionar a los hogares e iglesias.
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