La Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Posgrado de la Universidad Nacional Evangélica (UNEV), dirigida por el doctor José Vanderlinder, celebró el pasado sábado 6 de septiembre de 2025 un taller conmemorativo a “1.700 años del Concilio de Nicea: historia e impacto”. La actividad tuvo lugar en el Salón de la Biblioteca del Edificio Los Fundadores, en el Recinto Miraflores en Santo Domingo.

El encuentro estuvo especialmente dirigido a los estudiantes de la Maestría en Teología y fue coordinado por el reconocido teólogo dominicano Robert Bueno.

El programa inició con la conferencia “El contexto social del Concilio de Nicea”, impartida por el profesor Perfecto Jacinto, y continuó con la ponencia “Nicea y misión integral: fe y contextualidad”, a cargo del maestro y pastor Esdras Kelly.

El periodista y pastor Tomás Gómez Bueno tuvo una participación especial con el in memoriam “Recordando a Telésforo Isaac”, en honor al Obispo Emérito de la Iglesia Episcopal Dominicana, destacado dirigente cristiano y teólogo, fallecido el 4 de julio de 2025.

R. Dominicana | La Universidad Evangélica conmemora los 1.700 años del Concilio de Nicea

En la jornada vespertina, el teólogo y profesor Jotint Guilamo presentó la exposición “La Biblia en el Concilio de Nicea: el modelo de Proverbios 8:22-31, la exégesis de entonces y de ahora”.

Durante el desarrollo del programa, el coordinador Robert Bueno destacó la importancia de varios puntos tratados y exhortó a los estudiantes a tomarlos como base para la elaboración de futuras tesis académicas.

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El Concilio de Nicea (325) es considerado la reunión más significativa e influyente de la iglesia postapostólica. Martín Lutero lo describió como “el mejor y primer sínodo general después del celebrado por los santos apóstoles”.

De aquel encuentro surgió el Credo Niceno, que en su versión revisada y confirmada en el Concilio de Constantinopla (381) se convirtió en una confesión de fe adoptada por todas las iglesias como parte de la liturgia, tradición que permanece viva en muchas denominaciones cristianas hasta el día de hoy.

El objetivo central del concilio fue resolver la controversia arriana. Antes de Nicea se habían realizado múltiples concilios locales, pero ninguno con carácter universal. A inicios del siglo IV, las disputas teológicas, en especial la arriana, exigieron una respuesta común de toda la cristiandad, lo que dio origen a este histórico concilio.

La doctrina arriana, promovida por Arrio de Alejandría (de ahí su nombre), negaba la plena divinidad de Jesucristo al considerarlo una criatura creada por el Padre y, por tanto, no consustancial con Él. Tal postura fue refutada por obispos como Alejandro de Alejandría y su diácono Atanasio, quienes defendieron que el Hijo era “engendrado, no creado”, de la misma sustancia (homoousios) que el Padre, y por lo tanto plenamente divino.

El concilio adoptó esa posición y formuló el Credo Niceno, afirmando la consustancialidad del Hijo con el Padre.

El texto inicial del Credo, que luego sería ampliado en Constantinopla (381), proclamaba:

Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador de todas las cosas visibles e invisibles; y en un solo Señor Jesucristo, el unigénito del Padre, esto es, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre (homoousion to patri), por quien todo fue hecho…

Esa definición fue decisiva para establecer la ortodoxia trinitaria, aunque las controversias arrianas se prolongaron durante varias décadas.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITALLATINOAMÉRICA
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