La Administración Trump ha puesto fin a la financiación federal de las líneas de ayuda para jóvenes LGTBIQ+ gestionadas por el Servicio de Administración de Abuso de Sustancias y Salud Mental (SAMHSA).

Esta financiación federal gestionada por el SAMHSA respaldaba (entre otros) al Trevor Project, una organización nacional que ofrece un espacio digital para que jóvenes de entre 13 y 24 años quisieran abordar y conversar sobre su identidad de género.

La clausura de la línea de ayuda ha sido duramente criticada por activistas LGTB, que consideran esencial este recurso para evitar que menores con disforia de género caigan en la desesperación y el suicidio.

No obstante los estudios médicos realizados al respecto concluyen que, aunque estos jóvenes presentan mayores tasas de suicidio, las personas que se someten a procedimientos de “reasignación de género” tienen un riesgo aún más elevado de autolesiones y suicidio.

Numerosas investigaciones apuntan a que “afirmar” la disforia de género puede acarrear daños severos, sobre todo en menores sin la madurez suficiente para evaluar las consecuencias a largo plazo de intervenciones físicas y químicas irreversibles. Se da el caso de que con frecuencia estos programas incluyen a los menores sin el consentimiento (y a veces sin el conocimiento) de los padres.

A esto se añade que en los casos de disforia de género, sin intervención farmacológica o quirúrgica, entre un 66-80% de los casos (según estudios) recupera su identidad biológica pasada la adolescencia.

Personas que han revertido su transición, los llamados detransicioners) han denunciado los efectos físicos y psicológicos de estas prácticas, así como la actitud sesgada de sectores médicos que priorizan la transición como única vía de actuación.

Un factor a tener en cuenta es el que aportó un reportaje de 2022 sobre la Clínica de Salud Transgénero de la Universidad de Vanderbilt, que sacó a la luz declaraciones de la doctora Shayne Sebold Taylor, admitendo que “estas cirugías generan muchos beneficios económicos”.

 

Nada más asumir el cargo, Trump firmó una orden ejecutiva que prohíbe destinar fondos federales a entidades sanitarias que realicen «transiciones» en menores. Desde entonces, varias asociaciones médicas han anunciado el cese de estas prácticas irreversibles.

Ya desde el pasado 17 de junio la extensión para menores de programas LGTB en el teléfono de emergencias 988 quedó desactivada en el marco de la supresión impulsada por el presidente. En concreto, se eliminó la opción «Pulse 3» de este servicio 988, creada en 2022 durante la presidencia de Biden y que costó más de 33 millones de dólares a los contribuyentes en tres años. 

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITALEEUU
– EE.UU. pone freno a ‘afirmar’ la disforia de género en menores



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